En la vasta extensión de nuestro mundo, existen ciertos lugares donde la tierra en sí parece susurrar secretos, para pulsar con una energía que se siente casi de otro mundo.El rancho de la rana ciego en el este de Utah es uno de esos lugares, un parche de tierra que desafía lo ordinario, su esencia parecía tararear con un poder tranquilo y enigmático.Los lugareños hablan de ello en tonos silenciosos, sus voces llevan el peso de las leyendas de las generaciones.Dicen que esta tierra está maldita, no por ninguna fuerza malévola, sino como si se aferra obstinadamente a algo perdido, algo olvidado pero profundamente sagrado.Es como si el suelo debajo de sus pies anhele un recuerdo solo que pueda sentirse, una historia que anhela contar pero no puede encontrar las palabras.Aquí, el viento lleva más que el polvo;Lleva ecos de lo que una vez fue, y susurros de lo que aún podría permanecer oculto justo debajo de la superficie.